martes, 23 de febrero de 2016

Alicia en el país de las maravillas.

Estas navidades una de las personas que más adoro en el  mundo me ha regalado un libro que me encanta, así pues he aprovechado la ocasión para mencionarlo (os lo recomiendo), se trata de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll.
Alicia en el país de las maravillas fue impresa en el año 1865, pero como al ilustrador no le gustó el diseño del libro, lo mandó a imprimir de nuevo, así que al final fue publicado en 1866. Yo sinceramente os recomiendo la edición que tengo de la obra (primera imagen de la entrada), pues al tratarse de una obra conmemorativa del 150 aniversario de la publicación de Alicia en el país de las maravillas, no solo incluye la obra original, sino también aparecen incluidas dos obras más, en primer lugar se encuentra la obra titulada Las aventuras subterráneas de Alicia, se trata de una obra escrita e ilustrada para la persona que inspiró la historia de Alicia en el país de las maravillas (una niña llamada Alice Liddell) en 1864, se trató de un regalo de navidad, así que no fue hasta viente años más tarde, cuando dicha niña ya se había convertido en mujer, cuando Lewis Carroll le pide la obra que él le había regalado con el fin de publicarla y así fue, se publicó en 1885; y por último lugar incluye la adaptación que escribe el propio Lewis Carroll de la obra original hacia los más pequeños y que lleva por título Alicia para los más pequeños, escrita en 1890.
En el año 1871 Lewis Carroll publica la segunda parte de su obra cumbre titulada Alicia a través del espejo en el que Alicia se sumerge de nuevo en un mundo caracterizado por la imaginación (de esta obra hablaremos más tarde).
La obra de Alicia en el país de las maravillas, ha sido objeto de estudio de numerosos psicólogos, quienes han afirmado que el propio autor ha sido capaz de reflejar los numerosos cambios de tamaño de Alicia, debido a que él mismo padecía una enfermedad mental llamada micropsia o como comúnmente se la conoce Síndrome de Alicia en país de las maravillas (presente en la segunda ilustración de la obra original). este síndrome define a las personas que perciben las alteraciones en la forma, tamaño y la situación espacial de los objetos, así como la distorsión de la imagen corporal (que les hace sentirse más grandes o más pequeños, como es el caso de Alicia) y el transcurso del tiempo.
Como he dicho con anterioridad, la obra se caracteriza por la capacidad imaginativa, pero dentro de esa capacidad, se pueden encontrar numerosos datos interesantes en relación con los personajes de la obra, relacionados directamente con la psicología:

- Descenso de Alicia por la madriguera: 
Con la repetición de las palabras
"Abajo, abajo, abajo" 
y con la frase 
"O el pozo era muy profundo o ella caía muy despacio..."

 Lewis Carroll nos recuerda una de las pesadillas más comunes en los seres humanos, pues ¿quién no ha soñado alguna vez caerse, despertándose al momento de tocar el suelo?, representa, por tanto la sensación de angustia de caer, para después despertarse. También utiliza la caída por la madriguera para representar la entrada a lo inconsciente.

-El Conejo Blanco:
Dicho personaje (tercera ilustración. La original de la obra), representa en cierta medida a los adultos y su afán de estar condicionados por cosas, como el tiempo. Así pues, el autor crítica y representa la angustia paranoica de los adultos, que, al cabo del tiempo, acaban inculcando a los hijos.

"<<¡ Por mis orejas y mis bigotes, que tarde se me está haciendo!>>"

- La Oruga:
Aunque a primera vista no nos fijemos en esos detalles, la oruga representa el consumo de drogas y/o otras sustancias y es por ello que se cree que el propio Lewis Carroll estaba en posesión de este tipo de sustancia cuando escribía la obra, lo veremos claro en el siguiente ejemplo:

"... sus ojos se encontraron inmediatamente con los de una gran oruga azul, que estaba sentada en lo alto, con los brazos cruzados, fumando tranquilamente un gran narguile, sin prestar la menor atención ni a Alicia ni a cosa alguna."

- Crisis de identidad: 
Cuando la oruga le pregunta a Alicia quién es, esta no sabe que responder, pues al haber cambiado tantas veces de tamaño no sabe si es Alicia o es otra persona. Esta crisis de identidad es propia (según los psicólogos) de la adolescencia:

"- Pues yo..., yo, ahora mismo, señora, ni lo sé... Sí sé quién era cuando esta mañana me levante, pero he debido de cambiar varias veces desde entonces."

- Bebé/cerdo:
La transformación del bebé llorón en cerdo no solo presenta el síndrome de Alicia en el país de las maravillas, sino que también nos muestra la manera de funcionar de nuestro cerebro cuando dormimos (espacio onírico).

- Reflexiones filosóficas de la vida: 
Lo que debemos tener claro a la hora de leer esta magnífica obra, es que nos va a dar lecciones sobre la vida en las que no solemos caer en la cuenta, un ejemplo claro es cuando Alicia se encuentra con el gato de Cheshire (cuarta ilustración, de la obra original):

"¿Podrías decirme, por favor, qué camino he de tomar para salir de aquí?
- Depende mucho del punto adonde quieras ir- contestó el Gato. 
- Me da casi igual adónde- dijo Alicia. 
- Entonces no importa qué camino sigas- dijo el Gato.
-...siempre que se llegue a alguna parte- añadió Alicia, a modo de explicación."

"- Pero yo no quiero andar entre locos- observó Alicia. 
- ¡Ah!, no podrás evitarlo- dijo el Gato-: aquí estamos todos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca.
- ¿Cómo sabes que estoy loca?- dijo Alicia. 
- Tienes que estarlo- dijo el Gato- o no habrías acudido aquí."

- Gato de Cheshire:
El gato destaca por su gran sonrisa y esta a su vez por su vitalidad.

- Sombrerero loco:
El sombrerero representa a los adultos y a la rutina con su eterno té de las seis:

"- Y desde entonces- prosiguió, con voz desolada, el Sombrerero-, ¡el Tiempo no hace más que darme la contraria! ¡Ahora son siempre las seis!"


- La Reina Roja:
Es un personaje intolerante, que se caracteriza por el narcisismo, su rigidez, y su capacidad controladora. Por lo que se la conoce normalmente es por su decisión de decapitar a todo el que le cause algún problema:

"- ¡Que le corten la cabeza! ¡Que le...!"

- Dodo: 
Lewis Carroll era tartamudo así, pronunciaba su apellido como "Do- do- dodgson", es por ello que se caricatura en la obra como el ave extinta, el dodo. 

- Alicia: 
(Última ilustración de la obra original). No solo sabemos que padecía micropsia, como aseguran los psicólogos, sino que entraña mucho más. Su personaje está basado en una niña que Carroll conoció, su nombre era Alice Linddell. El autor sentía mucho aprecio por las niñas pequeñas y encontraba el canon de belleza en sus cuerpos desnudos, es por ello que a menudo (con el permiso de las madres de las niñas) las retrataba desnudas. La madre de Alice cuando ve que quizás Lewis Carroll se está encariñando mucho con su hija, decide cortar de raíz la relación con este, quemando las primeras cartas que el autor le envía a la pequeña. 

Lewis Carroll consigue con esta obra hacerte sentir niño de nuevo y sobretodo volver a usar la imaginación como si de un niño se tratase.








martes, 16 de febrero de 2016

ESPECIAL: ¡SAN VALENTÍN!. 

El 14 de febrero es un día sin duda importante para todos aquellos que tienen pareja, es un día en el que se celebra el amor (no solo hacia nuestra pareja), por ello todos tendríamos que celebrar san valentín con una buena lectura romántica que nos haga soñar... (se que ha sonado cursi, pero es cierto). 

El libro que yo recomendaría leer por San Valentín sería, sin duda alguna La selección de Kiera Cass. América (la protagonista) es en la escala social del reino, una cinco (uno de los números más bajos). En este reino los números de cada persona y sección marcan  no solo la calificación social, sino también el oficio que desempeñará cada número. América está enamorada de Aspen (un seis), ambos se aman y pretenden casarse algún día, pero deberán mantener su relación en secreto, ya que no solo está prohibido por ley mantener relaciones, sino que, Aspen es de una escala menor a la de América. Toda esta situación cambiará cuando se pone en marcha la selección. La selección consiste en buscarle una esposa al príncipe heredero al trono, Maxon, la futura esposa del príncipe será elegida por el príncipe mediante las candidatas que se presenten (tiene derecho a participar todas las chicas jóvenes del reino). Aunque América no quiera participar en la selección , se ve obligada a hacerlo frente a la presión de su familia y de su propio novio (Aspen), quién piensa que no debe dejar pasar esa oportunidad. Será en la selección cuando América y Maxon se conocen, y será en este instante cuando América tendrá que tomar a decisión más importante de su vida, deberá elegir entre el príncipe Maxon o su amor Aspen. 
Es una novela cargada de mucho romanticismo que nos hará creer en la existencia del príncipe azul que todas soñamos con tener. 
La autora ha continuado la historia publicando así: Élite (2013), La elegida (2014), La selección historias: el príncipe y el guardián (2015) y La reina y la favorita (2015) y La heredera (2015). Se espera la publicación de la siguiente novela cuyo titulo será The crown y se publicará en mayo de 2016 en inglés. 


Niebla.

En este primer fragmento de esta nueva sección he escogido una de las obras que más me marcaron en mi adolescencia, se trata de Niebla (publicada por vez primera en 1914), novela escrita por el autor Miguel de Unamuno. 
En mi opinión este fragmento es uno de los más importantes de la obra, pues es en este momento, cuando el protagonista, Augusto, decide enfrentarse al mismo Miguel de Unamuno tras serle revelado que no solo es un personaje ficticio creado por el autor en cuestión (es decir, Unamuno), sino que además va a morir sin poder cambiar su destino, ya que al tratarse de un ser ficcional no posee la opción de crear su propio destino. Pero Augusto no se va a contentar con la decisión que ha tomado el autor sobre su vida, ya que es al final del fragmento donde le deja claro que no solo tanto los lectores de la novela como el propio autor van a morir en un momento determinado de sus vidas y por consiguiente a sumergirse en el olvido, sino que él, un personaje ficticio, morirá a manos de su autor, pero al contrario que los personajes "no ficticios", volverá a nacer cada vez que alguien lea la novela y por consiguiente permanecerá siempre en el recuerdo de todos los lectores que leyeron la novela. He aquí el fragmento:

"–Siéntese y tenga calma. ¿O es que cree usted, amigo don Miguel, que sería el primer caso en que un ente de ficción, como usted me llama, matara a aquel a quien creyó darle ser... ficticio?
–¡Esto ya es demasiado –decía yo paseándome por mi despacho–, esto pasa de la raya! Esto no sucede más que...
–Más que en las nivolas –concluyó él con sorna.
–¡Bueno, basta!, ¡basta!, ¡basta! ¡Esto no se puede tolerar! ¡Vienes a consultarme, a mí, y tú empiezas por discutirme mi propia existencia, después el derecho que tengo a hacer de ti lo que me dé la real gana, sí, así como suena, lo que me dé la real gana, lo que me salga de...
–No sea usted tan español, don Miguel...
–¡Y eso más, mentecato! ¡Pues sí, soy español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio; español sobre todo y ante todo, y el españolismo es mi religión, y el cielo en que quiero creer es una España celestial y eterna y mi Dios un Dios español, el de Nuestro Señor Don Quijote, un Dios que piensa en español y en español dijo: ¡sea la luz!, y su verbo fue verbo español...
–Bien, ¿y qué? –me interrumpió, volviéndome a la realidad.
–Y luego has insinuado la idea de matarme. ¿Matarme?, ¿a mí?, ¿tú? ¡Morir yo a manos de una de mis criaturas! No tolero más. Y para castigar tu osadía y esas doctrinas disolventes, extravagantes, anárquicas, con que te me has venido, resuelvo y fallo que te mueras. En cuanto llegues a tu casa te morirás. ¡Te morirás, te lo digo, te morirás!
–Pero ¡por Dios!... –exclamó Augusto, ya suplicante y de miedo tembloroso y pálido.
–No hay Dios que valga. ¡Te morirás!
–Es que yo quiero vivir, don Miguel, quiero vivir, quiero vivir...
–¿No pensabas matarte?
–¡Oh, si es por eso, yo le juro, señor de Unamuno, que no me mataré, que no me quitaré esta vida que Dios o usted me han dado; se lo juro... Ahora que usted quiere matarme quiero yo vivir, vivir, vivir...
–¡Vaya una vida! –exclamé.
–Sí, la que sea. Quiero vivir, aunque vuelva a ser burlado, aunque otra Eugenia y otro Mauricio me desgarren el corazón. Quiero vivir, vivir, vivir...
–No puede ser ya... no puede ser...
–Quiero vivir, vivir... y ser yo, yo, yo...
–Pero si tú no eres sino lo que yo quiera...
–¡Quiero ser yo, ser yo!, ¡quiero vivir! –y le lloraba la voz.
–No puede ser... no puede ser...
–Mire usted, don Miguel, por sus hijos, por su mujer, por lo que más quiera... Mire que usted no será usted... que se morirá.
Cayó a mis pies de hinojos, suplicante y exclamando:
–¡Don Miguel, por Dios, quiero vivir, quiero ser yo!
–¡No puede ser, pobre Augusto –le dije cogiéndole una mano y levantándole–, no puede ser! Lo tengo ya escrito y es irrevocable; no puedes vivir más. No sé qué hacer ya de ti. Dios, cuando no sabe qué hacer de nosotros, nos mata. Y no se me olvida que pasó por tu mente la idea de matarme...
–Pero si yo, don Miguel...
–No importa; sé lo que me digo. Y me temo que, en efecto, si no te mato pronto acabes por matarme tú.
–Pero ¿no quedamos en que...?
–No puede ser, Augusto, no puede ser. Ha llegado tu hora. Está ya escrito y no puedo volverme atrás. Te morirás. Para lo que ha de valerte ya la vida...
–Pero... por Dios...
–No hay pero ni Dios que valgan. ¡Vete!
–¿Conque no, eh? –me dijo–, ¿conque no? No quiere usted dejarme ser yo, salir de la niebla, vivir, vivir, vivir, verme, oírme, tocarme, sentirme, dolerme, serme: ¿conque no lo quiere?, ¿conque he de morir ente de ficción? Pues bien, mi señor creador don Miguel, ¡también usted se morirá, también usted, y se volverá a la nada de que salió...! ¡Dios dejará de soñarle! ¡Se morirá usted, sí, se morirá, aunque no lo quiera; se morirá usted y se morirán todos los que lean mi historia, todos, todos, todos sin quedar uno! ¡Entes de ficción como yo; lo mismo que yo! Se morirán todos, todos, todos. Os lo digo yo, Augusto Pérez, ente ficticio como vosotros, nivolesco lo mismo que vosotros. Porque usted, mi creador, mi don Miguel, no es usted más que otro ente nivolesco, y entes nivolescos sus lectores, lo mismo que yo, que Augusto Pérez, que su víctima...
–¿Víctima? –exclamé.
–¡Víctima, sí! ¡Crearme para dejarme morir!, ¡usted también se morirá! El que crea se crea y el que se crea se muere. ¡Morirá usted, don Miguel, morirá usted, y morirán todos los que me piensen! ¡A morir, pues!
Este supremo esfuerzo de pasión de vida, de ansia de inmortalidad, le dejó extenuado al pobre Augusto.
Y le empujé a la puerta, por la que salió cabizbajo. Luego se tanteó como si dudase ya de su propia existencia. Yo me enjugué una lágrima furtiva."

Niebla- Miguel de Unamuno